La sonrisa del buitre. (Por Pedro Vera)



Úbeda ha sido siempre una ciudad rica en tejido asociativo. Contamos con asociaciones de artesanos y mujeres, muchas otras dedicadas al culto religioso, las agrupaciones de Carnaval, de recreación histórica y un largo etcétera. 

Esto dice mucho y bueno de nuestra ciudad, pues muestra nuestra capacidad de cooperación y compromiso como sociedad. Si bien, como casi todo en la vida, esta virtud tiene su lado tenebroso, su utilidad electoral, que desde tiempos inmemoriales ha sido aprovechada por los principales partidos políticos de la ciudad como herramienta de captación del voto.

Muchos, los que no comulgamos con esta forma electoralista de entender la política, hemos asistido impertérritos a esta utilización espúrea y mercantilista de los sujetos asociativos, aunque no deja de llamar la atención la velocidad con la que las puertas giratorias impulsan a determinadas personas desde los colectivos a las listas electorales de un partido, desde la sacrosanta Unión de Cofradías hasta las asociaciones de vecinos, pasando por Alciser. Pongan ustedes los nombres.

Sin embargo, más allá de lo anteriormente expuesto, que se asume con resignación, sigue quedando espacio a la indignación. Cuando, en una entrevista concedida a Pablo Montes de la Cadena Ser, la delegada local de Aprompsi denunció haber recibido amenazas por parte de una concejal, este asunto superó cualquier límite conocido. 

Utilizar a las asociaciones esta mal, presionarlas es vergonzoso, pero amenazar con la toma de represalias a un colectivo especialmente vulnerable, como es el de los discapacitados, es simple y llanamente intolerable.

Cosas como esta no deberían de perderse entre el ruido y el barro de la disputa partidista. Una dirigente responsable debería de exigir inmediatamente la entrega del acta por parte de la concejal actuante. No pasará.

Pedro Vera

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