El verano y la precariedad laboral en hostelería van de la mano (por The Rocket)

Esto es una reflexión. Y por ello, valga la redundancia, quiero que tod@s reflexionéis. Vamos a tratar el tema de los trabajos de verano, esos trabajos cortos, caracterizados por durar los meses de verano, y por ser totalmente alienantes y destructores para el trabajador o la trabajadora.

De hecho, como este es mi artículo de opinión, me voy a dedicar a hablar de uno de esos sectores tan bonitos y nada demoledores para el que se dedica a ellos. Es broma; es todo lo contrario. Sí, me refiero a la hostelería. Oh... la hostelería, ese gran sector, que engloba a todxs los trabajadorxs de los bares, restaurantes, hoteles...

Esxs trabajadorxs que ves ahí, como su nombre indica, trabajando, con una sonrisa en la boca, atendiendo a todo el mundo en la medida de lo posible, aguantando insultos, quejas, y cualquier mensaje del cliente (porque el cliente siempre tiene la razón, claro), en estos meses de verano, son explotadxs, con unos sueldos que no se comparan con la cantidad de horas que echan; 14 horas, 12 horas, o las que quiera el jef@, por un sueldo que muchas veces es o el salario mínimo legal, o poco más, dado que una de las excusas para pagar menos, son los períodos de prueba, los contratos temporales, etc. Pero bueno, desde luego, no llegan a mileuristas (y ojo, que antes de la crisis, ser mileurista era una basura, y ahora es un tesoro eh).

Y no hace falta irse lejos, es que se puede hablar de Úbeda, donde hay casos de esa explotación laboral en verano. Pero es que no solo es en verano, es que es aplicable a todo el año. El que trabaja en el sector hostelero sabe perfectamente la basura de contratos temporales y la basura de sueldo que cobra, y, reitero, no en proporción a lo que tiene que aguantar, ya sea aguantar al jefx, ya sea aguantando al pesadx clientx borde de turno, ya sea limpiando, atendiendo, cocinando, y no teniendo ni tiempo para ir al baño, o por todo ello. Y ahí lo tienes. Esa es la otra cara de la hostelería.

Y ya digo, sé de casos aquí en Úbeda, ciudad en la que se ambienta este periódico, de esa explotación laboral, muy útil para el empresario, y devastadora para el trabajador o la trabajadora. Pero me apuesto a que tú, ubetense, también conoces a gente que trabaja en hostelería, bien en el verano, o  durante el resto del año, y sabes de lo que hablo, o incluso tú seas una de esas víctimas, y entonces, con razón me entenderás mucho mejor.

Por eso, para terminar, os invito a que reflexionéis antes de que vayáis a un bar o a un restaurante, y veáis a esos camareros y camareras con una sonrisa; en su mirada podréis ver que si de verdad mostraran lo que están pasando, no estarían sonriendo, estarían llorando. Salud.