Los Regufiados No Provocan Crisis (por Juan Carlos Sánchez)


¿Hasta cuándo permanecer impasibles ante la monstruosidad que supone que millones y millones de personas hayan tenido que abandonar la tierra en la que conocieron el amor y desamor, los amigos, raíces, sabiduría y momentos inolvidablemente hermosos? Es sabido, por las lecciones de la misma Historia real, auténtica y no manipulada que es tergiversada por el poder para intentar legitimar y justificar la opresión y la mediocridad, la destrucción de la Naturaleza, el egoísmo y las guerras, la necesidad de crear conflictos bélicos para el capitalismo, porque la confrontación armada relativiza los crímenes y contrasentidos que forman parte del haber de dicho sistema socioeconómico de dominación.
Porque, para obtener el siempre nefasto dinero, se llega a un punto de no retorno en el que la necesidad va dando pie a la avaricia, ya que la competitividad absurda nos aleja a unas personas de otras e incluso de nosotros mismos. El dinero crea locura, y la locura provoca guerras para hincar la voracidad al petróleo, cobre, diamante, coltán, litio o algún otro recurso natural. La Naturaleza sólo es, para ellos, una despensa de recursos que puede ser saqueada y destruida con total inmoralidad e impunidad. Los altos ejecutivos, presidentes y poderosos empresarios se volvieron dementes en algún momento de su vida al dejar que su esencia humana, su personalidad y la moral cedieran el paso a lo que se convirtió en el centro de sus ya muertas vidas: el dinero. Porque los verdaderos muertos son aquellos que, estando vivos, no viven. La Historia se ha hecho eco de innumerables acontecimientos que han provocado que miles, o millones de personas, hayan tenido que abandonar, forzosamente, los hogares en los que vivieron y plantaron raíces, para deambular de un lugar a otro, como está ocurriendo actualmente en Siria y muchas otras zonas del mundo. No voy a hablar aquí de las causas de la guerra en este estado árabe, entre otras consideraciones, porque el querido lector ya las conoce: imperialismo provocado por codicia.
Imperialismos ruso y yanqui que pugnan por imponer sus influencias político-comerciales, y el pueblo es siempre el verdadero desgraciado y perjudicado por estas demenciales situaciones.

Hago un llamamiento a todas las personas que deseen escuchar: no se debe caer en la bajuna e irracional postura racista de considerar como crisis a los refugiados, ni mucho menos discriminarlos ante la supuesta posibilidad de competir con ellos para obtener un trabajo. No olvidemos que cuando, según los medios de intoxicación informativa, “todo iba bien” (época en la que se estaban apuntalando los cimientos del marasmo que vendría después y que algunos llamaron crisis y que no es sino la consecución de unas praxis degradantemente consumistas basadas en la producción y consumo extremos) casi toda la población, en los estados de Europa Occidental y EEUU, aceptaba, fruto de su previa manipulación burguesa por parte del poder, la presencia,según la terminología del sistema fascista en el que vivimos, de “extranjeros” e “inmigrantes” que realizaran los trabajos más duros, mientras que los acomodados “nacionales” se iban a Benidorm de vacaciones. ¿Quién fue el desalmado que inventó tales palabras y cuándo comenzaron a utilizarse para referirse a hermanos?
Pero la careta cayó y el capitalismo mostró su faz verdadera (lo que se llamó crisis de forma manipuladora y eufemística), a saber: que todo aquello era un espejismo de putrefacción moral y mentiras político-económicas, que el capital fue diseñado para la gente que perdido todo atisbo de humanidad, escrúpulos y vergüenza y que el pueblo ha sido, es y será víctima y no beneficiaria de este sistema, en el que se destruye todo lo bueno y bonito que la Naturaleza nos otorgó (aire para respirar, alimentos, paisajes hermosos, solidaridad y no egoísmo, intensidad de vida y no tanto su duración, el amor fraternal, etc.). El capitalismo fue diseñado por y para indeseables. Consideración aparte, hemos de aclarar en estas líneas que el pueblo acata este sistema inhumano basado en la competencia y no la cooperación porque el poder ya se ha encargado de romper, a toda costa y por todos los medios disponibles, todos los lazos existentes entre las personas y éstas, a falta de
unidad y mediante el uso de la ignorancia y el desconocimiento de la Historia, compiten entre ellas para ganarse el favor del sistema.
Cuando esa máscara burguesa descendió a través de los rostros deformados y ciegos por el dinero y consumismo, la desesperación, ignorancia y la falta de perspectivas dieron lugar al racismo y, entonces, las personas que abandonaban sus hogares natales y que buscaban una vida mejor en los estados europeos y EEUU, ya empezaron a ser mal consideradas en los lugares donde recalaron, en tanto que, al escasear el trabajo, todos/as eran potenciales competidores por conseguir un puesto de trabajo, en condiciones horribles en algunos casos al aprovecharse empresarios que los contrataban al cobijo de la situación desesperada de quienes venían (y siguen haciéndolo) a través de mafias que les roban todos sus escuálidos ahorros. Empresarios que tienen la culpa al pagarles una cantidad insignificante, así como las mafias, pero, por encima de todo, los grandes culpables son las empresas que producen barato en Asia, África y América Latina y venden caro en Europa y América del Norte. Son éstas quienes tienen intereses en que la brecha entre los que son adinerados y los que no lo son persista y sea lo más amplia posible. Esto induce a la existencia de flujos migratorios lógicos y naturales que son consecuencia de la praxis capitalista en el mundo. Efectivamente, existen criminales en el mundo, pero no son quienes buscan un futuro para sus hijos, sino quienes tienen que destrozar vidas para ganar un poquito más de dinero.

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