Desde México con dolor (por "Tapatio")
1968 fue un año de movimientos estudiantiles y sociales alrededor del mundo al que la
historia ha dado un romance especial a los hechos acontecidos en Francia y EEUU.
Quedados en un segundo plano o en un desconocimiento total para muchos son los
casos de Japón, Alemania, Checoslovaquia, España y México. El 68 también sacudió
estos últimos países nombrados y cuando uno tiene la oportunidad de estudiar en el
extranjero, en mi caso México, también tiene la suerte de conocer su historia de primera
mano.
Dejando atrás el contexto histórico y político de México en aquellos años para la
persona curiosa que quiera investigar, el caso es que el movimiento estudiantil de
México comenzó de una casual pelea tras un partido de futbol americano entre
preparatorias en la capital en Julio de ese año. Intentando ser breve, las disputas entre
estudiantes causaron la intervención de los granaderos (forma de llamar a los
antidisturbios en México) los cuales violentaron la autonomía de la UNAM irrumpiendo
en ella. A raíz de esta intervención comenzaron las protestas estudiantiles (a las que se
unieron maestros) y el movimiento en si el cual fue transcurriendo y creciendo hasta
llegar al negro 2 de Octubre.
Ese día en Tlatelolco, la plaza de las tres culturas, en Ciudad de México hubo una
matanza de estudiantes perpetrada desde las instituciones. El Batallón Olimpia, un
grupo paramilitar creado por el Estado Mayor Presidencial, abrió fuego contra los
estudiantes creando el pánico en la plaza. A los disparos del Batallón Olimpia
respondieron los del ejercito (el cual supuestamente no conocía de la existencia de este
grupo) que vigilaba la manifestación, el caos fue total y duró varias horas. No hay aún,
50 años después que yo conozca, cifras oficiales de muertos y heridos pues estas han
ido in crescendo conforme han aparecido testimonios e investigaciones sobre aquel
trágico día.
Lo que me trae a escribir estas líneas es la marcha conmemorativa en Guadalajara del
aniversario de tal masacre, varios hechos que sucedieron y algunas de las sensaciones
que viví como participante de esta debido a la realización de un trabajo académico.
Conmemorativa por un lado y reivindicativa por otro, porque esto no ha dejado de
suceder en México, siguen siendo desaparecidos y asesinados estudiantes a lo largo y
ancho del país, por citar un ejemplo actual, la desaparición de 43 estudiantes en
Ayotzinapa en 2014.
Dicen que las comparativas son odiosas pero creo que de esta forma se entenderá mejor
lo que quiero transmitir, teniendo en cuenta la diferencia la situación de ambos
contextos. Y es que los estudiantes europeos nos tendríamos que sonrojar un poco al
sentirnos desdichados porque nos recorten en becas, nos implanten el 3+2 o se regalen
títulos universitarios a ciertas personas. Sin menospreciar nuestras reivindicaciones pero
el cuento cambia mucho cruzando el charco y es que personas con el mismo perfil,
mientras que en un lado luchan por lo comentado unas líneas más arriba, en el otro
luchan porque un compañero de clase fue asesinado la semana pasada, en una
universidad a cientos de kilómetros están desapareciendo estudiantes o simplemente,
luchan para que su familia no tenga que lamentarse algún día de que su hija o hijo
escogiese entrar en la universidad. Todo lo demás no es importante comparado con esto.
El dolor, miedo, inseguridad se sienten en las pancartas, cánticos y premisas que
acompañan la lenta caminata de la manifestación. En Europa estos sentimientos nos
quedan muy lejos, gran parte del estudiantado no conoce que ocurre en México y si no
conoce tampoco puede pararse a reflexionar un mínimo sobre la situación.
Quizás las personas de aquí están hechas de otra pasta o la situación las ha hecho así.
Quiero destacar tres anécdotas de la marcha para no extenderme mucho y concluir la
reseña. La primera de ella es la detección de porros (es como se denomina en México a
las personas infiltradas en una marcha u organización para sabotearla, también son
personas que actúan de forma violenta contra manifestantes), hay grupos reducidos de
personas (por lo general con la cara y cabeza cubiertos), entrenadas para ello, que se
mueven por toda la procesión haciéndose señas, hablando, vigilando y expulsado a los
dichos porros o a los sospechosos de serlo.
En segundo lugar quería relatar el enfrentamiento con la policía. Durante un momento
puntual en la marcha se observó cómo, en los lados, éramos acompañados por policías
armados con fusiles. Por lo relatado a lo lardo del texto que decir tiene que los
estudiantes ante tal situación no se sienten seguros, se paró por tanto la marcha y se
discutió entre seguir conforme estábamos o pedir a la policía que se marchase.
Evidentemente la segunda opción resultó ganadora y se pidió a las fuerzas de seguridad
que abandonasen la marcha, en un primer momento la negativa de estas fuerzas
aumentó la tensión y llevó a los estudiantes a cortar el tráfico en los carriles paralelos
por donde transitábamos. Fueron momentos de nerviosismo pero la policía accedió a
posicionarse al final de la marcha y a cierta distancia.
Por último, destacar cuando la manifestación acabó y se pasó al momento de los mítines
en la sede de la Rectoría de la Universidad de Guadalajara. Los estudiantes hicieron
suya la luz de la universidad pública donde estudian pinchándola para poder usar
altavoces y micros y que el sonido llegase a todos los congregados. Me pareció un acto
bastante sensato, si la universidad es pública, si eres estudiante de dicha facultad ¿Por
qué no utilizar su luz para un fin como tal? ¿Por qué han de negarte o impedirte tal uso?
Olvidando muchas cosas, apartando otras por no ser tan importantes o curiosas con el
motivo de no extenderme e intentar ser ameno, concluyo con la recomendación del libro
1968: El nacimiento de un mundo nuevo de Ramón González Férriz.
historia ha dado un romance especial a los hechos acontecidos en Francia y EEUU.
Quedados en un segundo plano o en un desconocimiento total para muchos son los
casos de Japón, Alemania, Checoslovaquia, España y México. El 68 también sacudió
estos últimos países nombrados y cuando uno tiene la oportunidad de estudiar en el
extranjero, en mi caso México, también tiene la suerte de conocer su historia de primera
mano.
Dejando atrás el contexto histórico y político de México en aquellos años para la
persona curiosa que quiera investigar, el caso es que el movimiento estudiantil de
México comenzó de una casual pelea tras un partido de futbol americano entre
preparatorias en la capital en Julio de ese año. Intentando ser breve, las disputas entre
estudiantes causaron la intervención de los granaderos (forma de llamar a los
antidisturbios en México) los cuales violentaron la autonomía de la UNAM irrumpiendo
en ella. A raíz de esta intervención comenzaron las protestas estudiantiles (a las que se
unieron maestros) y el movimiento en si el cual fue transcurriendo y creciendo hasta
llegar al negro 2 de Octubre.
Ese día en Tlatelolco, la plaza de las tres culturas, en Ciudad de México hubo una
matanza de estudiantes perpetrada desde las instituciones. El Batallón Olimpia, un
grupo paramilitar creado por el Estado Mayor Presidencial, abrió fuego contra los
estudiantes creando el pánico en la plaza. A los disparos del Batallón Olimpia
respondieron los del ejercito (el cual supuestamente no conocía de la existencia de este
grupo) que vigilaba la manifestación, el caos fue total y duró varias horas. No hay aún,
50 años después que yo conozca, cifras oficiales de muertos y heridos pues estas han
ido in crescendo conforme han aparecido testimonios e investigaciones sobre aquel
trágico día.
Lo que me trae a escribir estas líneas es la marcha conmemorativa en Guadalajara del
aniversario de tal masacre, varios hechos que sucedieron y algunas de las sensaciones
que viví como participante de esta debido a la realización de un trabajo académico.
Conmemorativa por un lado y reivindicativa por otro, porque esto no ha dejado de
suceder en México, siguen siendo desaparecidos y asesinados estudiantes a lo largo y
ancho del país, por citar un ejemplo actual, la desaparición de 43 estudiantes en
Ayotzinapa en 2014.
Dicen que las comparativas son odiosas pero creo que de esta forma se entenderá mejor
lo que quiero transmitir, teniendo en cuenta la diferencia la situación de ambos
contextos. Y es que los estudiantes europeos nos tendríamos que sonrojar un poco al
sentirnos desdichados porque nos recorten en becas, nos implanten el 3+2 o se regalen
títulos universitarios a ciertas personas. Sin menospreciar nuestras reivindicaciones pero
el cuento cambia mucho cruzando el charco y es que personas con el mismo perfil,
mientras que en un lado luchan por lo comentado unas líneas más arriba, en el otro
luchan porque un compañero de clase fue asesinado la semana pasada, en una
universidad a cientos de kilómetros están desapareciendo estudiantes o simplemente,
luchan para que su familia no tenga que lamentarse algún día de que su hija o hijo
escogiese entrar en la universidad. Todo lo demás no es importante comparado con esto.
El dolor, miedo, inseguridad se sienten en las pancartas, cánticos y premisas que
acompañan la lenta caminata de la manifestación. En Europa estos sentimientos nos
quedan muy lejos, gran parte del estudiantado no conoce que ocurre en México y si no
conoce tampoco puede pararse a reflexionar un mínimo sobre la situación.
Quizás las personas de aquí están hechas de otra pasta o la situación las ha hecho así.
Quiero destacar tres anécdotas de la marcha para no extenderme mucho y concluir la
reseña. La primera de ella es la detección de porros (es como se denomina en México a
las personas infiltradas en una marcha u organización para sabotearla, también son
personas que actúan de forma violenta contra manifestantes), hay grupos reducidos de
personas (por lo general con la cara y cabeza cubiertos), entrenadas para ello, que se
mueven por toda la procesión haciéndose señas, hablando, vigilando y expulsado a los
dichos porros o a los sospechosos de serlo.
En segundo lugar quería relatar el enfrentamiento con la policía. Durante un momento
puntual en la marcha se observó cómo, en los lados, éramos acompañados por policías
armados con fusiles. Por lo relatado a lo lardo del texto que decir tiene que los
estudiantes ante tal situación no se sienten seguros, se paró por tanto la marcha y se
discutió entre seguir conforme estábamos o pedir a la policía que se marchase.
Evidentemente la segunda opción resultó ganadora y se pidió a las fuerzas de seguridad
que abandonasen la marcha, en un primer momento la negativa de estas fuerzas
aumentó la tensión y llevó a los estudiantes a cortar el tráfico en los carriles paralelos
por donde transitábamos. Fueron momentos de nerviosismo pero la policía accedió a
posicionarse al final de la marcha y a cierta distancia.
Por último, destacar cuando la manifestación acabó y se pasó al momento de los mítines
en la sede de la Rectoría de la Universidad de Guadalajara. Los estudiantes hicieron
suya la luz de la universidad pública donde estudian pinchándola para poder usar
altavoces y micros y que el sonido llegase a todos los congregados. Me pareció un acto
bastante sensato, si la universidad es pública, si eres estudiante de dicha facultad ¿Por
qué no utilizar su luz para un fin como tal? ¿Por qué han de negarte o impedirte tal uso?
Olvidando muchas cosas, apartando otras por no ser tan importantes o curiosas con el
motivo de no extenderme e intentar ser ameno, concluyo con la recomendación del libro
1968: El nacimiento de un mundo nuevo de Ramón González Férriz.
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