Especial: Comercio Local
El comercio local es tan
antiguo como la Historia misma. Ya por el neolítico comenzaron los
primeros intentos, la excedencia de productos agrícolas, la mano de
obra o la caza provocó la creación del trueque. Después el uso de la
moneda, siendo el pueblo romano quien más lo introdujo. Y llegamos a
la actualidad donde nos encontramos con la globalización.
El origen de muchos productos
que se venden en nuestras tiendas de barrio, en el comercio local,
son de origen España. Esto repercute directa e indirectamente en la
economía nacional y local. Un estudio realizado por Friends of the
Earth en el Reino Unido estimaba que el 50% de lo que gastamos en
pequeños comercios retorna a la economía local mientras que la tasa
de retorno del gasto en las grandes superficies es del 5%. Una
empresa local parte de sus beneficios los invierte en mejoras de su
negocio y para ello contrata otras empresas locales. Con respecto a
la inversión local también cabe destacar la promoción y apuesta
por el producto local. Las fruterías compran en el Merca, que está
a las afueras de Úbeda, el aceite es el de las cooperativas locales,
y cómo no las patatas Palomares.
En los productos locales,
merecen una mención aparte el comercio tradicional, los artesanos
que exportan nuestra esencia al resto del mundo, cuyo origen reside
en la calle Valencia. Su labor les ha llevado a cosechar una diversa
variedad de premios, y en 2018 Úbeda acogerá los actos de los Días
Europeos de la Artesanía en Andalucía.
Como cualquier comercio, la
rentabilidad del comercio local depende de sus ventas. A un mayor
poder adquisitivo de la población, mayor número de ventas. Pero en
las últimas décadas, donde ha habido épocas de mucho poder
adquisitivo, la pre – crisis, el comercio local ya tendía a la
baja en ventas y la tendencia general también, por tanto, hoy en día
la rentabilidad es pequeña. Es por ello, que un comercio local
también depende de los impuestos y las ayudas que recibe.
El comercio local, son pymes,
y en la actualidad pagan una elevada cantidad de impuestos, tanto a
nivel nacional, andaluz y local. En Úbeda, por ejemplo, un impuesto
que están demandado los comerciantes que se baje es el de basuras,
ya que están pagando demasiado en comparación con el uso que hacen
de ese servicio. Piden una equidad en el mismo.
Profundizando en la diferencia entre el pequeño comercio y las grandes superficies:
Dentro
de los debates que están
surgiendo en nuestra ciudad con respecto a las transformaciones que se
están dando, está la cuestión del desarrollo del comercio
local, frente a la llegada de nuevos tipos de empresas,
principalmente grandes corporaciones, que están proveyendo de nuevos
servicios a la ciudadanía ubetense. Esta irrupción de diversas
empresas de gran renombre están produciendo no ya solo cambios
económicos, si no también transformaciones en ámbitos tan
diferentes como en la cultura, el ocio y en la misma autoconcepción
de Úbeda con respecto al lugar que ocupa dentro de la provincia,
entendiendo que la ciudad se está “modernizando” con la
definitiva instalación de estas empresas en nuestra ciudad.
Esta noción de “progreso” se
asocia principalmente a una nueva oferta de ocio y de servicios, que
parece de alguna manera “diversificar” la ciudad, y dotarla de un
prestigio que se considera positivo, al colocar a la ciudad de Úbeda
en una posición preminente como ciudad comercial dentro de la
comarca y de la provincia, frente a un comercio “tradicional” que
no ofrece más que lo ya conocido, rompiendo de alguna manera el
equilibrio existente entre las empresas tradicionales familiares,
frente a otras grandes corporaciones. Estas empresas, recibidas
algunas de ellas con oropel por parte de las diversas
administraciones ubetenses (con sus respectivas fuerzas vivas y
bandas de música imprescindibles), de alguna manera entran en
competencia con otras, con una larga trayectoria.
Ese proyecto de una ciudad “moderna”
, atractiva para el turismo exterior e interior, como si de un parque
temático se tratase, invisibiliza en la mayoria de casos las
problemáticas ante las que se enfrentan muchas familias asociadas a
ese comercio local tradicional. Esa noción de progreso asociado a
marcar internacionales, crea una ilusión autocomplaciente sobre lo
que es o lo que debería ser Úbeda para sus habitantes y para sus
visitantes.
Y es que de alguna manera esa ansia turística de atraer a un cierto perfil de visitante a una especie de “centro comercial local” formado por empresas como Sprinter, Mcdonalds, BurgerKing, Bershka, Jack&Jones, y demás que podemos encontrar en otras grandes superficies, pone sobre la mesa la preocupación por parte de las autoridades de favorecer un modelo de comercio concreto, y no un equilibrio entre el comercio tradicional y las grandes corporaciones. Todo esto, sumado a las problemáticas que encontramos en el Mercado de Abastos municipal, donde muchas de estas empresas familiares encuentran auténticas dificultades para continuar existiendo, nos muestra un panorama poco alentador.
Y es que de alguna manera esa ansia turística de atraer a un cierto perfil de visitante a una especie de “centro comercial local” formado por empresas como Sprinter, Mcdonalds, BurgerKing, Bershka, Jack&Jones, y demás que podemos encontrar en otras grandes superficies, pone sobre la mesa la preocupación por parte de las autoridades de favorecer un modelo de comercio concreto, y no un equilibrio entre el comercio tradicional y las grandes corporaciones. Todo esto, sumado a las problemáticas que encontramos en el Mercado de Abastos municipal, donde muchas de estas empresas familiares encuentran auténticas dificultades para continuar existiendo, nos muestra un panorama poco alentador.
Y es que el comercio local ha sido uno
de los elementos vertebradores de la economía ubetense, y
probablemente uno de los principales motores económicos,
conjuntamente con la agricultura del aceite para la ciudad. Un
elemento que ha asegurado cierta calidad en el escaso empleo que
encontramos en la provincia más allá de la campaña de la aceituna,
que ha permitido la supervivencia de un sector nada desdeñable de
las familias ubetenses durante una crisis del impacto tan fuerte
como la del 2008.
Otro elemento que nos queremos
cuestionar, tiene que ver con el empleo. Se nos plantea desde las
instancias oficiales que atraer estas empresas proporciona empleo, al
menos en una cantidad considerable, pero la realidad es otra muy
diferente. Porque no a nivel de cantidad (son trabajos que procuran
poca mano de obra), ni en la calidad (trabajos precarizados, con
mucha rotación de trabajadores, de poca calificacion y de menor
remuneracion, con vulneraciones en muchos casos de los convenios
colectivos) estan ofreciendo una solución parcial a los problemas de
empleo de Úbeda.
Estas cuestiones nos hacen plantearnos
si realmente ese proyecto enfocado a un turismo de paso es realmente
beneficioso para nuestra ciudad, o si, sin embargo es un mero parche
que muestra las limitaciones de la funcionalidad que nuestras altas
instancias quieren establecer en Úbeda. Si no existe un progreso
económico real, si no en todo caso, un mantenimiento de unos
puestos de trabajo en baja calidad, entonces ¿Cuál es esa
modernización? ¿Cual es esa mejoría? ¿Acaso esas empresas aportan
a las familias ubetenses más allá que con sueldos bajos e
intimidación en las relaciones laborales?¿ Revierten los beneficios
de estas empresas en los ciudadanos y ciudadanas de ubeda o sin
embargo, estos beneficios se marchan de nuestro pueblo a las sedes
centrales de estas multinacionales?
Queremos que a estas preguntas respondáis los/as lectores/as, al igual que nos hemos ido a visitar varios comercios locales de nuestra ciudad y éstas son sus impresiones:
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